domingo, 29 de abril de 2012

Rabietas: qué son y cómo afrontarlas


 Este es un resumen que Raquel, mamá impulsora del grupo de crianza, ha realizado del libro de Rosa Jové "Ni Rabietas, ni conflictos", para aclarar de manera global lo que son las rabietas y así entenderalas y afrontarlas.


"-Una rabieta no es más que un deseo del niño enfrentado al deseo de los padres.

-La etapa de las rabietas es buena, ya que el hecho de que tengan ideas diferentes a sus padres es una cosa deseable que permite el debate sobre un tema y el aprendizaje de lo que es más correcto.

-Todo niño debe pasar por esta etapa, porque eso quiere decir que tiene ideas propias que defender.

-Lo que nos es bueno ni deseable es que el niño se enfade en esos momentos.

-Cuando el niño crezca y tenga un lenguaje que le permita comunicarse mejor o tenga un razonamiento más perfeccionado, entenderá mejor nuestras ideas y sabrá defender las suyas sin enfados. Es bueno saber que las rabietas pasan con la edad.

Vamos a explicar una técnica que recomienda Rosa Jové en su libro “ni rabietas, ni conflictos”.


El objetivo de esta técnica no es hacer que nuestros hijos hagan lo que queremos y cuando queremos, sino evitar rabietas y conflictos mientras los educamos.

Ser conscientes de que los niños interrumpen, se mueven, prefieren jugar por encima de todo, no tienen noción del tiempo, gritan, alborotan… nos evitara muchos conflictos familiares.


De 18 meses a los 4 años, etapa de las rabietas

Una rabieta no es más que un deseo del niño enfrentado al deseo de los padres. Es una idea propia de un niño enfrentada a la idea que tiene el padre sobre cómo hay que hacer algo. Y el niño, como no entiende lo que pasa, se enfada y estalla emocionalmente.

Cómo prevenirlas:
1. La evitación
La mejor guerra es la que no se da. Si todos los días pasa por delante de un quiosco y te pide que le compre una chuchería y coge una rabieta cuando le decimos no. ¿No es mejor cambiar la ruta? Si hay algo que no quiero que toque, no lo dejo a su alcance. No podemos reñir al niño por haber cogido las tijeras de podar. Tenemos que ser más cuidadosos y no dejarlas a su alcance.

Cómo se solucionan

Hay dos formas dependiendo de si el niño tiene lenguaje o no. Los niños rayando los 18 meses es difícil que lo tengan, mientras que a los 4 años casi todos lo tienen.

Empecemos por los que hablan o entienden bastante.
Hablando con el niño y siguiendo los tres pasos de esta técnia:

1. Paso: Es la Comprensión.
Mostrando que lo comprendemos y que entendemos su enfado lo tranquilizamos y podemos captar su atención.

Ejemplo:
Niño: ¡No quiero recoger la habitación!
Madre: Es verdad, es un trabajo pesado. A mí me pasa igual.

2. Paso: es la educación:

Explicarle qué se espera de él o que debe hacer. Frases cortas, los niños tienen una gran facilidad para desconectar.
Ejemplo:

Niño: ¡No quiero recoger la habitación!
Madre: Es verdad, es un trabajo pesado. A mí me pasa igual.
Pero hemos de recoger para mañana poder barrer, si no, no se puede.

3. Paso: es la elección
Si pueden elegir forman parte de las decisiones y siente que se les tiene en cuenta.
Además es un buen ejercicio porque queremos que de adultos sepan elegir y tomar sus propias decisiones y que mejor que enseñarlo de pequeños.

Ejemplo:
Niño: ¡No quiero recoger la habitación!
Madre: Es verdad, es un trabajo pesado. A mí me pasa igual.
Pero hemos de recoger para mañana poder barrer, si no, no se puede.
¿Cómo lo hacemos?
¿Te digo donde van las cosas y tú las pones?
¿O lo hacemos a medias, un trocito de la habitación cada uno?

El objetivo es que el niño aprenda con el tiempo a ordenar, no que desde el primer día lo haga solo y bien, así que le damos un par de opciones y problema resuelto. Al fin y al cabo el niño acaba recogiendo y nos hemos ahorrado una rabieta y aprenderá a tener ideas propias.

Otro ejemplo para reforzar la idea:

Madre: Es hora del baño.
Niño: No quiero.
Madre: (Paso 1 Comprensión) No me extraña, que no quieras bañarte, con lo bien que estas jugando.
(Paso 2 Educación) Pero tú sabes que cada día antes de cenar nos bañamos porque venimos sucios del parque, ¿verdad?
(Paso 3 Elección)
¿Qué te parece? ¿Te ayudo a bañarte, y así vamos más rápidos y puedes jugar después, o te dejo cinco minutos más y te vas a bañar solo?

Siguiendo estos pasos, no sólo conseguimos que nos haga caso, sino que además le estamos educando mucho más que si le obligamos sin más. Y encima aprende a tomar decisiones.

Tan solo hay que tener en cuenta dos cosas:
1. Que el niño nos escuche.
Intentaremos ponernos a su altura, decir: “mira a mamá” antes de nada, o comprobar que nos escucha aunque este haciendo otra cosa.
Si esta muy enfadado, lo tranquilizamos primero diciendo que todo tiene solución si lo hablamos primero, pero que para hablar hay que estar algo más calmados y permanecemos a su lado hasta que el niño haya dejado de llorar.

2. Que el niño no siga escuchando.
Hay que dejarles bien claro que lo comprendemos porque si el niño ve que le vamos a llevar la contraria cerrará sus oídos. En todo comportamiento del niño hay una razón, aunque no sea aceptable: le diremos que entendemos su razón aunque no la compartimos.


Cuando el niño no habla

Es muy difícil utilizar la técnica de los tres pasos cuando el niño apenas llega a los 2 años, es pequeño, ni habla, ni entiende.
El problema es la falta de comunicación. Los padres no saben lo que le pasa por su cabeza porque él no se hace entender y el niño no entiende las razones de sus padres.
Lo único que podemos hacer es permanecer a su lado y decirle frases cortas:
“Lo que nos pasa es porque no te entiendo y tú no me entiendes a mí, pero mamá o papá va a quedarse a tu lado hasta que estés mejor y veamos como solucionarlo”. Un niño de 2 años no entenderá exactamente las palabras, pero llegará el un día en que sí y entonces entenderá que siempre que tuvo una rabieta su madre estuvo a su lado preocupada por cómo podrían solucionarlo y eso hará que en el futuro se enfade menos y se vaya reconfortando con la presencia de su madre.

Muchos niños cuando están enfadados no admiten el contacto físico porque patalean o empujan, podemos mantenernos a cierta distancia junto a el sin tocarle hasta que se tranquilice.



0-18 meses etapa de las molestias incomprendidas

Es una etapa que se da entre los 0-18 y los 18-20 meses, sobre todo.
Puede ser el caso de un niño que nota una molestia en el pañal y lo comunica con el único lenguaje que tiene: el llanto y la queja.
No es una rabieta, no es un problema de comportamiento: es una molestia para él y quiere que se la solucionemos, pues él no puede.
Nunca a estas edades su comportamiento obedece a una maldad por parte del niño, puesto que el mecanismo que hace que el niño tenga razonamiento y pueda adquirir el concepto de maldad no se desarrolla hasta los 3-4 años.

Tener información sobre qué es un bebé y qué se puede esperar de un bebé.
El bebé necesita un gran cuidado y si no se lo damos, él se lo reclamará.

El problema es que a veces los adultos no sabemos por qué lloran. Para solucionar las molestias incomprendidas podemos hacer una lista: Hambre, sueño, pañal sucio, alguna molestia de la ropa, un picor, o que solamente quieren estar en contacto físico. A veces al cogerlo en brazos y susurrarle algo suave al oído, se calma.

Si queremos tener un bebé más tranquilo, que llore menos y que casi no tenga molestias:
  1. Dediquémosle tiempo. Amor se deletrea T-I-E-M-P-O
  2. Tengamos mucho contacto físico.
  3. Atendámoslo pronto.

Cuando no adivinamos por qué llora el bebé o que él este muy alterado y nos cueste calmarlo se puede seguir estos pasos:
  1. Primero intentar relajar al bebé: darle el pecho, el chupete, mecerle susurrarle…
  2. Mientras intentaremos nosotros también mantener la calma.
  3. Si perdemos la paciencia, intentaremos hacer turnos con el papá, la abuela, una persona cercana al bebé, etc. Para que el niño se sienta seguro y se relaje.

4. Permanecer con el niño
Si no averiguamos, hemos de tener pleno convencimiento de que le pasa algo; por lo tanto, vamos a permanecer a su lado e intentaremos al menos darle nuestro consuelo, ya que no podemos ayudarle más.

Es importante durante los primeros años de la vida de un niño dejarle bien clarito que siempre estaremos con él, que siempre le querremos y le cuidaremos, aunque a veces no nos gusta exactamente lo que hace.

La clave de la felicidad adulta está en nuestros recuerdos infantiles: que nuestros hijos sólo recuerden buenos momentos.

1 comentario:

  1. Lo primero dar las gracias a Raquel por la charla del otro día, y a tod@s los participantes por sus aportaciones. Por otro lado me gustaría que alguien escribiera explicando sobre la experiencia del "cojín del enfado" de la que se habló en esta reunión.
    Nos vemos este viernes
    saludos

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